Ellen Ripley sirvió como suboficial mayor en la nave Nostromo durante el último viaje de esta. Cuando una forma de vida alienígena desconocida se enganchó a uno de los miembros de su tripulación, trató de actuar según el protocolo de cuarentena. Sin embargo, sus esfuerzos fueron en vano, ya que la inteligencia artificial MU/TH/UR, "Madre", tenía otros planes.
Sin esa cuarentena, el caos se desató en la nave. La criatura extraterrestre, que había utilizado al oficial ejecutivo como huésped, brotó de su pecho y huyó hacia las entrañas de la Nostromo. Conforme la criatura crecía de tamaño, también lo hacía su reinado de terror, dando muerte a los miembros de la tripulación hasta que Ripley fue la única superviviente.
Sola y sin esperanzas de sobrevivir, Ripley metió a Jones, el gato de la tripulación, en una jaula y logró activar el mecanismo de autodestrucción de la Nostromo. Sin embargo, no se dio cuenta de que el xenomorfo se había adelantado a sus planes.
Mientras el transbordador de escape perforaba el espacio, el diminuto destello de luz, que reflejaba lo que había sido la Nostromo, explotó en una enorme bola de fuego naranja. El transbordador se empezó agitar y después se hizo el silencio, mientras la Nostromo desaparecía.
Ripley se desabrochó el cinturón y se preparó para el largo viaje de vuelta a la frontera cuando, de repente, algo se movió entre las sombras del transbordador...
Era el xenomorfo.
Con mucho cuidado, Ripley se acercó a las taquillas y se puso su traje de astronauta. Conforme la criatura se acercaba a ella, la suboficial abrió la cámara de descompresión y lanzó al espacio al alienígena.
Cuando el transbordador volvió a ser un lugar seguro, Ripley registró su último informe de la astronave comercial Nostromo y activó la cámara de hipersueño. Una niebla oscura empezó a reptar y a envolverla, haciendo que se sintiera cada vez más cansada. Cerró los ojos para olvidar una pesadilla..., y los abrió dentro de otra.